Pseudo-periodismo, el servilismo informativo como herramienta de control mental

El Periodista -El que de verdad lo es-, es la primera barrera que tiene el ciudadano de a pie contra las fakenews, para poder recibir información fiable de lo que acontece en todas las áreas de la vida. Esto es un axioma, o debería serlo, ya que últimamente prolifera un nuevo tipo de chafardero interesado, que en lugar de ofrecer una opinión veraz y contrastada, pone su pluma (o su teclado) al servicio de la desinformación especulativa con la que las grandes compañías (las energéticas en el caso que nos ocupa) tratan de influir en la opinión pública, para manipularla, tratando de convertir, por arte de birlibirloque, la propaganda en una noticia verdadera.

Esos “informadores” de medio pelo, que a cambio de una remuneración económica disfrazan las indecentes intenciones de los “lobbys energéticos” como preciosas utopías en las que estas grandes compañías se erigen en salvadores del planeta, de la economía o de la despoblación de las zonas rurales con sus Macroproyectos Eólicos y Solares.

Estos periodistillos -voy a llamarlos así para no ofender a los verdaderos profesionales del medio-, tratan de blanquear estos proyectos industriales, cuya única motivación es el interés económico de las grandes corporaciones, envolviendo su mierda en verdades a medias y descaradas mentiras, con las que justificar acciones que, contadas objetivamente, pondrían los pelos de punta a los lectores.

Hay que empezar a desenmascarar a estos individuos, que invocando la libertad de prensa, retuercen y manipulan la verdad, para convertirla en un panfleto al servicio de los amos que los pagan

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