De todos es sabido el impulso que en los últimos años han tenido los macroproyectos eólicos y solares en la provincia de Zamora. Con la Promesa de una “energía limpia y barata” se nos han vendido estos sistemas macroextractivos como la panacea a todos los problemas y la solución definitiva al cambio climático y la crisis de los combustibles fósiles.
Con estas premisas, cabria pensar que muchas compañías estarían interesadas en su trozo del “pastel”, y que podríamos encontrar muchos empresarios dispuestos a apostar por estos proyectos. Y así es, al menos sobre el papel, porque si raspamos un poco la superficie, lo que encontramos es que la mayoría de estos proyectos han sido fraccionados, para poder “saltarse” las normativas que a nivel estatal no les son favorables, y obtener de las autoridades autonómicas un trato mas amable para sus intenciones especulativas.
Estos empresarios, utilizando hábilmente los entresijos del sistema, dividen un Macroproyecto, que no seria viable legalmente, en varios proyectos mas pequeños, -utilizando varias empresas cuyos administradores son los mismos- para que, reduciendo la potencia producida en ellos, no alcancen el máximo que la normativa permite para la tramitación de los mismos a nivel autonómico (con condiciones mucho más laxas en cuanto a impacto ambiental y otros requisitos)
Esto hace que esos macroproyectos se transformen “mágicamente” en proyectos viables que consiguen esquivar, cuando no doblegar, el sistema para conseguir salir adelante, obteniendo finalmente el mismo resultado.
Un claro ejemplo de este tipo de artimaña es el caso de Tábara, y sus siete proyectos fotovoltaicos, que han sido presentados por siete compañías distintas de las que curiosamente, el administrador es el mismo.

Bajo la matriz de IGNIS EQUITY HOLDINGS SL, empresa dedicada entre otras actividades a la manipulación de purines (actividad “totalmente ecológica y respetuosa con el medio ambiente”) se posicionan todas estas empresas, cada una con su propio proyecto separado, pero basta una búsqueda de cargos en las citadas compañías para descubrir que hay un nombre que se repite como constante en todas ellas: ANTONIO ARTURO SIEIRA MUCIENTES. Este empresario de éxito se encuentra vinculado a más de 329 empresas, con 228 cargos activos y 187 cargos históricos.
No queremos de ningún modo poner en duda la honestidad de este empresario, pero nos llama poderosamente la atención el hecho de que todos los proyectos en Tábara lleven su firma, cuando supuestamente son proyectos separados y sin vinculación como tales.
Este mismo caso se repite en el caso del proyecto COMPAS II y la empresa Coral Renovables S.L., en el que su administrador Rafael Martín Rueda figura en casi 200 sociedades limitadas de las mismas características.
Todo esto nos lleva a pensar si no existirá una intención especulativa con un suministro de primera necesidad, que lleve a este tipo de empresas a retorcer la normativa, buscando el resquicio por el que poder colar sus macroproyectos, disfrazándolos ante la opinión pública y las administraciones.
Desde nuestra plataforma permaneceremos vigilantes y dispuestos a denunciar cualquier abuso que pretendan cometer, en defensa de nuestro territorio.
¡Renovables sí, pero no así!