En un lugar cualquiera de Sanabria

Hoy, en un lugar cualquiera de Sanabria, en un paseo por el pueblo durante el asueto de Semana Santa, observando el paisaje colindante a este, se aprecia la belleza de la biodiversidad que estos montes ofrecen a quien quiera pararse un momento a mirar.

Desde el Águila Real hasta el Camachuelo Común, desde la liebre pasando por el jabalí o el Corzo, hasta llegar al imponente Lobo.

Todo ello en el incomparable contexto de los magníficos Carballos, Melojos y Castaños que se yerguen majestuosos sobre campos de Piornos y Brezales.

Estos inconmensurables lienzos naturales, forjados a través de los siglos por la sabia madre Gea, se ven hoy amenazados por la invasiva ambición de aquellos que, enarbolando falsas banderas ecológicas, tratan de convertir este paraíso en un enorme polígono industrial, plagado de macroestructuras eólicas y fotovoltaicas que afectaran de manera irreversible a la exultante riqueza de fauna y flora de estas tierras.

No podemos permitir que intereses económicos desplacen la importancia de estas especies para intentar poner el foco en una transición energética que, aunque necesaria en su fondo, es absolutamente errónea en su forma.

El modelo energético a utilizar, debe basarse en la sostenibilidad, el respeto por el medioambiente y el desarrollo de sistemas de autoconsumo, y no en conceptos macroextractivos, que solo buscan el enriquecimiento de las grandes compañías electricas, que una vez agotados los combustibles fósiles tratan desesperadamente de seguir fagocitando la tierra con nuevos proyectos tan agresivos o más con el entorno que los anteriores.

Cambiar pozos de petróleo y emisiones de CO2 por Aerogeneradores de 200 mts. De altura, plantas fotovoltaicas de 600 Ha y líneas de evacuación y subestaciones que transformen el entorno de paisaje natural a polígono industrial no es la solución, solo es añadir un nuevo y posiblemente irreversible problema.

Renovables sí, pero no así

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