Esto significaría poco más de 160 euros por hectárea y año para recuperar solo las 30.000 hectáreas más afectadas, y que dentro de este presupuesto se introducen mejoras en las instalaciones que deberían estar en partidas al margen.
Amigos de Velilla a traves de La asociación Zamora Viva, a la que pertenece, recuerda que ya existe un plan forestal inclumplido y que bastaría con que se cumpliese. Este plan con más de 20 años de antigüedad, el único publicado hasta ahora, preveía, ya en 2001, la inversión media de 184 millones de euros anuales, con el supuesto fin de dotar de un estatuto de protección al 23% del territorio regional, la conservación y recuperación de las especies más amenazadas, la repoblación forestal de casi 450.000 hectáreas y labores culturales en algo más de 500.000 hectáreas. Todo ello con el fin de consolidar el empleo y el tejido productivo. Un plan que, por desgracia, ni se ejecutó ni fue sustituido por otro mejor.
La asociación lamenta, además, que en esta recuperación no se hable en ningún momento de especies caducifolias y solo de “pinus pinaster”, una especie que en forma de cultivo se convierte en un gran propagador de los fuegos; y por otra, considera insuficiente los recursos destinados, teniendo en cuenta la necesidad de acometer las labores en terrenos fuertemente castigados, no solo por el incendio sino por la compactación de los terrenos por culpa de la saca de madera. Por si fuera poco, la asociación llama la atención sobre el abandono de las plantaciones forestales que se salvaron del incendio. En estas plantaciones, el material combustible: tocones, ramas, troncos… se almacena sin control durante décadas y son la principal causa de que el fuego se propague en superficie.
En una visita a las zonas quemadas, más de un año después de una de las mayores catástrofes medioambientales sucedidas en España, se ha podido comprobar cómo las masas forestales de caducifolias resistieron mucho mejor al incendio que las especies alóctonas, actuando en muchos casos de cortafuegos natural. Este es el caso de robledales en la cara norte de la Culebra o castañares entre plantaciones de pinos. Es por ello que Amigos de Velilla y Zamora Viva consideran de sentido común que la repoblación se haga, en la medida de lo posible con estas especies autóctonas, dejando las variedades de pino, en la actualidad dedicadas a explotación forestal, para zonas muy concretas y siempre rodeadas de otras especies autóctonas.